Acto en el cual el sujeto toma conciencia del objeto estético. (Hecho, fenómeno,
acontecimiento).
Constituye un modo de conocer sensible –a través de los sentidos– por medio de una intuición directa de contenido emocional, que involucra una actitud de atención y participación activa para aprehender el fenómeno estético. Dicha actitud, por su naturaleza, es desinteresada de aspectos prácticos e instrumentales.
Por ejemplo, la experiencia estética de un entorno natural o de un paisaje se distingue de
otras formas de experiencia (o de conocer) por cuanto el sujeto debe aprehender las cualidades estéticas del objeto natural. Esto significa que mientras el científico, el historiador, el antropólogo, etc., prestan atención a ciertos aspectos específicos del escenario natural con el propósito de investigar, de acuerdo a sus disciplinas, elaborar hipótesis o reflexionar al respecto, en el caso de la experiencia estética se privilegia particularmente una concentración de la atención en torno a aspectos tales como la diversidad cromática, las texturas de los materiales, las aromas y olores del ambiente, la humedad del lugar, los distintos planos que constituyen el escenario natural, etc.
En consecuencia, la experiencia estética supone una aproximación sensible, activa, de recepción del fenómeno estético, que en este caso está constituido por el entorno natural.